Hay que comenzar agradeciendo a Francisco Portillo Freg, entonces secretario del I. N. B. Huarte de San Juan, que confiase en un grupo de chavales de 15, 16 años para crear un Taller de Fotografía. Con mis amigos Bernabé, Juan, Luis Mariano, Ramón, ... y dirigidos por Larri (que ya era un auténtico "Maestro") nos iniciamos en este mundo maravilloso.

Yo no tenía ni máquina (así la llamábamos entonces), pero como siempre tenía a José María al quite. Así que aparecí por allí con una Zeiss-Ikon de 6x6, original y con el fuelle como nuevo; no teníamos rollos para ella (carretes, que decíamos), ni nos servían las espirales del tanque; superamos todos los problemas, menos conseguir un condensador para aquella Carranza que quemaba los negativos cuando hacíamos largas exposiciones.

Por suerte José María se compró una Konica TC, con fotómetro y diagragma AE. Con ella hicimos las exposiciones de aquella época y las temáticas para el Nazareno de Linares y el Homenaje a John Lennon justo cuando murió.

En 1.982 tuve mi primera cámara; una Nikon FM negra que me vendió Felipe Taravillo en el Galeote de la Gran Vía. Luego, en Jorge Domenech (Noviciado) fui vendiendo y cambiando las ópticas; todas menos el 135 y un 35-105 Macro que ya comenzaban a llamar "todoterreno", y que de vez en cuando monto en el cuerpo digital. Esta será siempre mi cámara, y a ella están asociados mis mejores recuerdos (salvo la colección de fotogramas, obviamente).

El mundo digital nos atropelló sin darnos cuenta, mientras creíamos que jamás podría alcanzar la técnica y la calidad de nuestra alquimia. Nos reíamos de los pixeles, los megas y todo aquello que comenzaba a extenderse cada vez más.

En aquel escenario me atreví a comprarme una pocket, la que entonces tenía Nikon, claro!: una S3. Cuando ví en el PC lo que aquellas tres lentes de plástico en 3 cm podían hacer, me convencí que nuestro mundo había cambiado definitivamente y que además iba a ir muy rápido. No obstante, me resistí a comprar una reflex, y fui cambiándola cada vez que Nikon sacaba un nuevo modelo, hasta la S7 que todavía utilizo, mientras que Lucía lleva una S6.
  
Ahora llevo una D300s con un 18-200 mm f3.5-5.6 DX G VR AF-S, con la que sigo haciendo casi lo mismo que con la FM; pero lo que más me gusta es que para calcular la profundidad de campo, después de tanta electrónica, tanta cpu, y tantas puñetas, se tenga que seguir haciendo apretando un botoncito que cierra el diafragma.